PARA SIEMPRE, una creencia limitante
Desde pequeños, nuestros padres o personas significativas han intentado protegernos y hacernos vivir en un mundo de certezas.
Así, hemos crecido bajo este paraguas protector donde las cosas buenas eran “para siempre”.
Los que ya tenemos cierta edad nos hemos creído que las relaciones eran “para siempre”, que el trabajo era “para siempre”, que otras muchas cosas eran “para siempre” y esto, que, en principio, parece que debía ser positivo, nos sitúa en una zona de confort, de la que, con el paso del tiempo, es muy difícil escapar.
Porque este “para siempre” pasa a formar parte de nuestras creencias más profundas.
Y después, la vida, nos va contradiciendo, nos va enseñando que ella no funciona así.
Ni las relaciones son para siempre, ni el trabajo es para siempre, ni NADA es para siempre.
La vida es un cambio constante.
Hay dos citas que siempre me han resonado…
Lo único constante en la vida es el cambio.
Heráclito
No es el cambio lo que produce dolor, sino la resistencia a él.
Buda
RIGIDEZ Y FLEXIBILIDAD
¿Cuál es el problema de la creencia del PARA SIEMPRE?
Esta creencia nos vuelve rígidos. Nos quita toda la flexibilidad.
Y esta falta de flexibilidad nos impide adaptarnos a los cambios que, inexorablemente, nos va a traer la vida.
Como seres humanos, por naturaleza, somos adversos al cambio, buscamos la comodidad y nos cuesta mucho salir de nuestra zona de confort.
Y esta zona de confort quizá no es donde deseamos estar, pero si es lo que nos proporciona esa seguridad del no cambio.
Nos impide explorar nuevos territorios, acceder a nuevas experiencias.
Como que ya sabemos que el PARA SIEMPRE es una creencia que tenemos instalada en nuestra mente, que nos proporciona una seguridad que no existe, ya que la vida nos demuestra constantemente lo contrario, debemos entrenarnos en lo que llamamos RESILIENCIA.
LA RESILIENCIA
Podemos definir la RESILIENCIA como la capacidad que tenemos los seres humanos para recuperarnos de situaciones que valoramos como complicadas y seguir avanzando hacia el futuro.
Y esta capacidad es la que nos va a permitir estar abiertos al cambio.
Este cambio puede llegarnos de muchas maneras. Algunas veces viene de fuera, nos es impuesto, y nos sorprende. Y quedamos descolocados, y nos decimos “creía que esto era para siempre”.
Otras veces aparece de forma mas sutil. Es una semilla que se instala en nuestra mente y va creciendo.
Y que nos dice que donde estamos se esta muy cómodo, pero que no es nuestro lugar, que no es donde queremos estar.
Y empezamos a sentirnos incómodos en esa seguridad que nos proporciona el “para siempre”. Que tiene que haber algo más fuera…
Es eso que, en el viaje del héroe, denominamos LA LLAMADA.
Algo nos impulsa a iniciar un viaje, quizá sin saber todavía hacia dónde, y hace que ese para siempre pase a convertirse en una jaula de oro de la que nos cuesta mucho escapar.
Y, aún después de haber salido de la jaula, sigue pesándonos, porque abandonar una creencia tan instaurada no es nada fácil.
Y ahí la resiliencia se nos vuelve imprescindible.
La buena noticia es que la resiliencia es una capacidad que podemos entrenar.
Y que nos conviene entrenar, ya que su déficit nos convierte en personas vulnerables a los cambios que, si o si, la vida nos va a traer.
¡¡Es necesario que empecemos ya!!
No sabemos cuándo ese cambio que nos vendrá de fuera va a llegar, o cuando esa semilla que tenemos en nuestra mente va a fructificar, y nos tiene que encontrar totalmente preparados.
10 HABITOS PARA ENTRENAR LA RESILIENCIA
Podemos empezar practicando una serie de hábitos:
- Volvernos conscientes de nuestras potencialidades y nuestras limitaciones. Esto nos obliga a hacer un esfuerzo para conocernos a nosotros mismos, nos obliga a ser sinceros.
- Confiar en nuestras capacidades. Podemos hacer un ejercicio de memoria, y podremos observar que, a lo largo de nuestra vida, la resiliencia no es algo nuevo, que ya ha habido situaciones donde hemos puesto en juego nuestra mejor versión.
- Asumir las dificultades como oportunidades para aprender. Sin querer minimizar el sufrimiento que determinadas situaciones, que escapan a su control, pueden infligir a las personas. Pero, en nuestro día a día, podemos tener la capacidad de cambiar nuestra visión sobre toda una serie de situaciones que estamos viviendo desde una óptica negativa.
- Practicar el mindfulness. Nos proporciona la capacidad de vivir el presente, con aceptación y sin juicio. Y esto no implica resignación y que no podamos actuar para cambiarlas.
- Ver la vida con objetividad, pero con ciertas dosis de optimismo. Podemos ser objetivos y ver el vaso medio lleno.
- Rodearnos de personas que tengan una actitud positiva. Las actitudes se contagian. Esta en nuestra mano decidir que personas permitimos que formen parte de nuestro círculo de influencia (sobre todo, las que nos influyen).
- Tener claro que está bajo nuestro control y que no. Y, muchas veces, lo único que podemos controlar es nuestra visión del mundo, nuestras emociones y nuestra respuesta a ellas.
- Aceptar que la vida es cambio y ser flexibles ante ella.
- Tener un propósito de vida y ser perseverante en él, aunque a veces nos parezca que queda muy lejos…
- No dudar en buscar ayuda si lo necesitamos.
Dejarse acompañar en algunas etapas de nuestro viaje es una muestra de madurez.
Habrá personas que ya habrán transitado por ese camino y que nos podrán hacer de guías.
Ser un héroe no significa hacerlo todo solo.
Si lo consideras adecuado, desde Higea Nature y con nuestro método PSICO CONCIENCIA TRANSFORMACIONAL te podemos acompañar si en algún momento sientes esa llamada, o si te viene algún cambio de fuera que te hace salir de tu zona de confort,
Hasta muy pronto.
Psico Conciencia Transformacional